Todo esto sucede en un segundo plano y el público en general no lo percibe como una amenaza directa. Siendo realistas, el uso de una cabeza nuclear parece muy lejano, o eso se pensaba. Los recientes acontecimientos en Ucrania han hecho que el lanzamiento de un misil nuclear de largo alcance, que además es teóricamente imposible de interceptar (como el misil ruso Kinschal), o la amenaza de una guerra nuclear parezcan más cercanos de lo que la generación actual ha experimentado nunca. Nos gustaría evaluar este escenario de horror catastrófico en términos de los peligros potenciales que podrían surgir desde el aire. Explicamos aquí qué ocurre en caso de explosión nuclear y qué efectos pueden tener la lluvia radiactiva nuclear y las partículas cargadas de radiación.
¿Qué significa el impacto de una bomba nuclear?
Una explosión nuclear se produce en seis fases.
- Inmediatamente después de la explosión, se produce un destello de luz. Es tan brillante que puede dañar irreparablemente la retina y provocar ceguera.
- A continuación se produce una ola de calor que vaporiza inmediatamente todo lo que se encuentra en las inmediaciones.
- Al mismo tiempo, se emite una radiación nuclear omnipresente con consecuencias fatales para la vida orgánica.
- A continuación se produce una bola de fuego de destrucción: la explosión propiamente dicha. Esta explosión causa la devastación de toda la infraestructura en un radio de 2 a 10 kilómetros alrededor de la explosión. Esta zona se denomina zona de daños graves.
- La siguiente ráfaga de aire tiene un radio mayor y, a varios miles de kilómetros por hora, es tan rápida que arrasa y destruye todo lo que no sea de hormigón armado sólido.
- El resultado final es la lluvia radiactiva, es decir, la liberación de restos de la explosión, material radiactivo y partículas de polvo radiactivo.
Todo esto ocurre muy deprisa, en pocos segundos. El simulador NUKEMAP de Alex Wellerstein, que determina el radio de detonación de varias bombas nucleares, es muy complicado pero instructivo.
¿Qué es la "lluvia radiactiva"?
La lluvia radiactiva se produce tras la explosión de un arma nuclear o el accidente de un reactor. La radiactividad de las partículas de polvo también transporta una radiación radiactiva considerable fuera del radio inmediato de la explosión.
El polvo radiactivo liberado durante la explosión alcanza regiones altas de la atmósfera y se distribuye en las distintas capas. Dependiendo del viento y de las condiciones climáticas, puede ser transportado a varios cientos de kilómetros. El polvo puede entonces convertirse en "lluvia radiactiva" de dos maneras: Por ejemplo, el polvo actúa como núcleo de condensación de gotas de agua. Éste cae a la tierra junto con la lluvia y es absorbido y eliminado por las plantas y los organismos vivos. Más crítico, porque es invisible y sin embargo potencialmente mortal, es el propio polvo, que se asienta lentamente como polvo y cae al suelo. El viento puede arremolinarlo una y otra vez y llevarlo más lejos. El polvo nuclear contaminado o polvo fino se inhala entonces con el aire. Estas partículas dañan inmediatamente los pulmones y pueden provocar quemaduras o tumores. Las partículas de polvo fino radiactivo también pueden penetrar más profundamente en el cuerpo a través de los alvéolos y dañarlo.
¿Cómo podemos protegernos de la lluvia radiactiva y medir los efectos de las partículas?
La lluvia radiactiva también puede producirse lejos de la explosión nuclear. Por ello, hay que vigilar el tiempo y la dirección del viento para identificar y evitar las zonas críticas. No debe cultivarse ningún alimento dentro de estas zonas de lluvia radiactiva (al menos durante cierto tiempo). Además, no debe comerse nada que crezca en el exterior sin protección.
Las máscaras respiratorias como las FFP2 o FFP3 ayudan contra el polvo fino contaminado nuclearmente. Ofrecen muy buena protección contra las partículas y, por tanto, también contra las partículas nucleares. Las máscaras deben sustituirse a intervalos cortos, ya que el material radiactivo se acumula en la máscara.
El polvo fino también penetra en el interior a través de las ventanas cerradas, ya que éstas no suelen estar completamente selladas. Por ello, también se recomienda llevar una mascarilla protectora de alta calidad en interiores en caso de sospecha de lluvia radiactiva. Lo ideal sería controlar el nivel de partículas en la habitación. Incluso las cantidades más pequeñas de polvo fino pueden conllevar una gran dosis de radiación.
Por regla general, las partículas de polvo mayores que PM 10 no penetran por las ventanas cerradas, ya que se hunden rápidamente en el suelo. Cuanto más pequeñas son las partículas, por ejemplo PM 2,5 [partículas inferiores a 2,5 µm] o PM 1 [partículas inferiores a 1 µm], más tiempo permanecen suspendidas en el aire y pueden resultar peligrosas.
Medición de partículas - con el analizador de aire air-Q
Con un dispositivo de medición de polvo fino, como el air-Q, puede comprobar los componentes del aire ambiente. El air-Q mide el polvo fino mediante un láser infrarrojo. El método de medición permite separar y detectar fácilmente partículas de polvo fino de diferentes tamaños. Por tanto, el sensor utilizado ofrece una precisión de medición especialmente buena.
(Imagen destacada: Vinitchavat/ Shutterstock y edición de Canva)