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El moho libera esporas en el aire que, dependiendo del tipo de moho, pueden detectarse como polvo fino. Sin embargo, las cantidades liberadas son muy pequeñas. Como suele haber un nivel básico de polvo fino, las erupciones causadas por las esporas de moho son, por desgracia, casi indistinguibles. Por lo tanto, no se puede afirmar con certeza que una habitación esté libre de moho.
Sin embargo, el riesgo de moho también puede evaluarse indirectamente observando diversos valores medidos. El dispositivo de medición del aire interior air-Q detecta una tendencia al crecimiento de moho, por ejemplo, controlando en tiempo real la evolución de la humedad absoluta y relativa, los compuestos orgánicos volátiles (COV ) y las partículas. Estos valores pueden correlacionarse y, de este modo, puede medirse el riesgo de que exista moho. Si estos valores son más altos de lo normal o incluso aumentan de forma continuada durante un periodo de tiempo, debe identificarse la fuente de este aumento: puede tratarse ya de una infestación de moho o ser señal de buenas condiciones de crecimiento para el moho.
No obstante, para determinar con seguridad jurídica la contaminación por moho existente es imprescindible realizar una prueba de laboratorio.
Con el índice de ausencia de moho, el air-Q ofrece un buen punto de partida para controlar el riesgo de moho a lo largo del tiempo.