El dióxido de nitrógeno (NO₂) pertenece al grupo de los óxidos de nitrógeno. Es un gas de color marrón rojizo, parecido al cloro y de olor penetrante.El NO₂ tiene un fuerte efecto irritante sobre las vías respiratorias y favorece el asma.
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Este gas de color marrón rojizo es altamente oxidante y muy soluble en agua. Dado que también se considera altamente tóxico y extremadamente corrosivo, es necesario extremar las precauciones al manipular NO₂.
El dióxido de nitrógeno se utiliza principalmente en la producción de ácido nítrico. Mediante la combinación de dos moléculas de NO₂ (dimerización), también se utiliza como agente oxidante en la tecnología de cohetes y para la producción de nitrato de amonio. El dióxido de nitrógeno también se utiliza como disolvente no acuoso y en la producción de compuestos de adición con metales. El dióxido de nitrógeno es más pesado que el aire y se acumula en el suelo.
Hasta ahora, se aplicaban valores límite diferentes al aire exterior y al aire interior. La Unión Europea ha establecido un límite máximo de 200 µg/m³ para el periodo de una hora, que no puede superarse más de 18 veces al año. Si el valor límite anual vinculante de 400 μg/m³ se supera en el plazo de tres horas en varios lugares representativos de la región respectiva, deberán adoptarse inmediatamente medidas de reducción adecuadas. Este valor límite y las medidas recomendadas siguen siendo objeto de debate por parte de la OMS, ya que la exposición simultánea a otros contaminantes no permite establecer una relación causal clara.
El Comité para Valores Guía en Interiores (AIR) creado por la Agencia Federal de Medio Ambiente recomienda ahora que el valor medio semanal se fije también en 40 µg/m³ en interiores. No obstante, siguen siendo válidos el valor guía de una hora de 80 µg/m³ y el valor de peligro a corto plazo de 250 µg/m³. Si se superan, hay que actuar inmediatamente.
El valor límite de exposición profesional al NO₂ se fijó en 950 µg/m³. Debe respetarse durante un periodo de ocho horas. Puede superarse hasta cuatro veces por un factor de dos por turno durante períodos cortos. Este valor se aplica en particular a los trabajadores expuestos a niveles elevados de dióxido de nitrógeno en su lugar de trabajo.
La inhalación de NO₂ provoca la constricción de los bronquios. Por ello, los pacientes con asma bronquial o bronquitis crónica son especialmente sensibles a niveles elevados de dióxido de nitrógeno.
El dióxido de nitrógeno, altamente tóxico, sólo puede percibirse en concentraciones elevadas debido a su característico olor acre. Sin embargo, incluso niveles bajos de NO₂ en el aire que respiramos pueden provocar mareos y dolores de cabeza. Concentraciones más elevadas de dióxido de nitrógeno pueden provocar dificultad para respirar y retención de agua en los pulmones (edema pulmonar). Esto conlleva el riesgo de daños pulmonares crónicos, irritación de las vías respiratorias o dolor torácico y, en el peor de los casos, puede provocar la muerte.
Todavía se están investigando otros efectos a largo plazo de la contaminación excesiva por dióxido de nitrógeno sobre la salud. Entre ellos figuran las enfermedades cardiovasculares, la diabetes mellitus y los trastornos del sistema inmunitario. También hay indicios de reducción de la fertilidad.
La combustión de combustibles fósiles (especialmente carbón, gas y petróleo) también produce dióxido de nitrógeno. Esto significa que se emite NO₂ por los gases de escape de los vehículos de motor y los aviones, las centrales eléctricas de carbón y gas y diversas calderas. En interiores, el dióxido de nitrógeno es liberado por los fuegos abiertos (estufas, chimeneas, velas, etc.) y el humo del tabaco.
El dióxido de nitrógeno también se produce durante la fabricación del papel. También existen fuentes naturales de NO₂. Además del dióxido de nitrógeno de la atmósfera, también existen procesos de conversión microbiológica en el suelo.
El dióxido de nitrógeno se mide mediante un sensor electroquímico. Las moléculas de NO₂ que se "acoplan" a la superficie del sensor provocan una pequeña corriente en el sensor. La ventaja de nuestro sensor es la calibración individual de la sensibilidad por parte del fabricante y la vida útil especialmente larga, así como sensibilidades cruzadas muy reducidas.
El sensor que utilizamos tiene una ligera sensibilidad cruzada al ozono (O₃). Por lo tanto, también reacciona ligeramente a este gas y muestra una ligera desviación, aunque no haya NO₂ presente.
Como analizador de aire especialmente potente y completo, el air-Q también dispone de un sensor que puede medir el dióxido de nitrógeno en el aire ambiente. Aquí encontrará más información sobre la tecnología del air-Q. Puede pedir el air-Q en la tienda en línea.
