En un estudio reciente, la Universidad Carnegie Mellon (Pittsburgh, EE.UU.), en colaboración con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, EE.UU.), se centró en los compuestos orgánicos volátiles (COV ) y comparó mediciones químicas detalladas del aire exterior con datos sobre la calidad del aire interior en Los Ángeles. Llegaron a la conclusión de que sólo alrededor de la mitad de la contaminación atmosférica en EE.UU. puede atribuirse a las emisiones de partículas relacionadas con el tráfico. Los COV procedentes de productos industriales y de consumo son responsables de la otra mitad.
Definición: Compuestos orgánicos volátiles
Compuestos orgánicos volátiles (COV) es el término colectivo para todas las sustancias orgánicas, es decir, que contienen carbono y que se evaporan rápidamente (es decir, se volatilizan) debido a su bajo punto de ebullición. Incluso a temperaturas relativamente bajas, por ejemplo a temperatura ambiente, están presentes en forma de gas, pero también pueden estar en forma de vapor, es decir, tanto líquidos como gaseosos. Los grupos de sustancias más comunes son los hidrocarburos, los aldehídos, los alcoholes y los ácidos orgánicos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) divide el grupo de los COV en los siguientes subgrupos en función de su punto de ebullición y, por tanto, de su volatilidad respectiva:
- < 0 bis 50… 100°C → Very Volatile Organic Compound (VVOCs, sehr flüchtige organische Verbindungen)
- 50...100°C a 240...260°C → Compuestos orgánicos volátiles (COV)
- 240...260 a 380...400°C →Compuestos orgánicos semivolátiles (SVOC, compuestos orgánicos poco volátiles).
- > 380°C → Materia orgánica ligada a partículas (POMs, particle-bound, organic substance/organic compound associated with particulate matter).
Sin embargo, es difícil dar una definición exacta de los COV. Hay definiciones basadas en la presión de vapor, mientras que otras basan su clasificación en la reactividad fotoquímica de los compuestos y, por tanto, en su importancia como precursores de la formación de ozono troposférico. Además, algunas definiciones excluyen explícitamente determinadas sustancias orgánicas del grupo de sustancias. Por ejemplo, el metano (CH4) está excluido de los COVNM (compuestos orgánicos volátiles distintos del metano).
La suma de todos los COV presentes en el aire interior también se denomina COVT (compuestos orgánicos volátiles totales). La creación de los COVT como indicador permite evaluar la concentración de COV en una habitación. Sin embargo, este truco sigue siendo problemático, ya que resumir los distintos compuestos químicos no puede hacer justicia a la complejidad de las reacciones y los efectos. Por este motivo, también sigue siendo difícil definir valores límite para los COVT.
Fuentes de COV
Las fuentes biológicas de compuestos orgánicos volátiles incluyen la putrefacción, la descomposición y los procesos metabólicos de las plantas. Estos compuestos se acumulan en el aire exterior. Lo mismo ocurre con los COV procedentes de procesos técnicos, como la combustión incompleta (por ejemplo, los tubos de escape de los coches) o determinadas actividades comerciales e industriales.
En interiores, los COV suelen proceder de la desgasificación de los materiales de construcción y de todo el interior. Esto incluye suelos, paredes y techos, pero también pinturas, barnices y adhesivos, así como muebles, accesorios para el hogar y, a menudo, juguetes. Además, hay numerosos productos de limpieza, cuidado y pasatiempos, así como retardantes de llama, humo de tabaco, la preparación de alimentos y, por último, los procesos metabólicos de los ocupantes.
Dado que los europeos pasan la mayor parte del tiempo en espacios cerrados, los compuestos orgánicos volátiles presentes en ellos revisten mayor importancia desde el punto de vista de la salud y el rendimiento.
Efectos sobre la salud: Irritación, fatiga, dolores de cabeza
Una mayor concentración de COV se manifiesta inicialmente a través de una percepción alterada de olores y sabores. También puede provocar irritación de las mucosas y los ojos. Cuanto mayores sean las concentraciones, más graves serán estos síntomas. También pueden aparecer fatiga y dolores de cabeza.
Si estos síntomas suelen disminuir tras salir de una habitación contaminada y especialmente tras una ausencia prolongada y vuelven a aumentar al volver a entrar, también puede tratarse de lo que se conoce como síndrome del edificio enfermo (SEE). Este síndrome describe la aparición de determinados síntomas y enfermedades a los que no se pueden asignar causas específicas. Sin embargo, se caracteriza por el hecho de que están asociados a la permanencia en un edificio.
En la actualidad, todavía hay muy pocos estudios concluyentes sobre los efectos a largo plazo de la exposición a compuestos orgánicos volátiles. Sin embargo, los expertos sospechan que existe una relación entre los COV y un aumento de las reacciones alérgicas, sobre todo en niños pequeños y lactantes. La exposición constante a fragancias también puede desencadenar alergias. Además, los expertos consideran que los efectos tóxicos a largo plazo de muchas de estas sustancias son potencialmente cancerígenos, mutágenos e inhibidores de la reproducción.
Mejorar la calidad del aire
Para minimizar la exposición a sustancias orgánicas volátiles, los productos y materiales seleccionados deben ser de bajas emisiones. La etiqueta ecológica Ángel Azul, por ejemplo, es una buena indicación de este tipo de productos. Para las obras de construcción y renovación, el sistema de evaluación AgBB (definido por el Comité para la evaluación sanitaria de los productos de construcción) ayuda a encontrar materiales especialmente bajos en COV.
Como la composición de los COVT en una habitación varía tanto como la toxicidad de las sustancias individuales, es difícil ofrecer una ayuda específica y de aplicación general en este caso. Por lo tanto, es necesario controlar continuamente la concentración de contaminantes en los espacios habitados y de trabajo. Esta es la única forma de identificar de forma fiable las fuentes de emisión de COV. De este modo también se determina hasta qué punto las sustancias medidas (por ejemplo, las que se producen al cocinar) son comparativamente inocuas o si son tóxicas y, por tanto, peligrosas para la salud.
(Imagen: Pixabay / Willfried Wende)